martes, 16 de marzo de 2010

El remedio es la enfermedad





Que mejor elección, que una campaña social del Ministerio de Igualdad, para conocer el tema del que voy a hablaros. La Violencia de género.
La violencia de género es un tema que cada vez está más presente en la vida de todos, no solo en medios de comunicación, y cada vez es más fácil encontrar noticias, datos y encuestas sobre este tema. Ante esta situación de aumento de la violencia, han surgido diferentes centros sociales con el fin de resolver problemas de violencia, asociaciones, números de ayuda y un largo etcétera de medidas para acabar con ello.
Medidas que a primera vista, parecen estar propuestas por todo un aparato social, que abarca la opinión de todos: acabar con la violencia de género. Pero la pregunta que quiero plantear no es como resolver el problema, si no ¿cómo surge éste tipo de violencia?

Pues surge por dicho aparato social. El mismo que intenta prevenir el problema, es aquel que lo causa. La cultura es causante de la violencia de género, que es ni más ni menos, la violencia aplicada a las mujeres, por el hecho de serlo. Y los medios de comunicación forman parte de todo ese aparato que crea un efecto represivo hacia un sector social: el femenino.
La violencia de género, haciendo una mirada retrospectiva al pasado, está presente en todo tipo de cultura, antigua como actual, a través de la comunicación a la sociedad sobre el posicionamiento sobre sexos.
Hablo de la dominación masculina en todos los sentidos: el género masculino ha dominado en el pasado tanto como en el presente, en figuras representativas y de poder (reyes vs reinas; hombre trabajador vs ama de casa; presidentes del gobierno…) ejemplos a seguir de toda familia ideal, en la que el hombre cogiera el timón, y la mujer quedara apartada como simple acompañante.
En una sociedad dirigida por hombres, existe un conjunto de disposiciones durables y transferibles; estas directrices, se refuerzan y se inculcan, manteniéndose presentes siempre en las redes sociales por culpa de medios de comunicación, y la cultura general, que forma una conciencia cotidiana que colabora inconscientemente con la producción y reproducción de estas pautas.
Esta cultura dominante se hace eco en la mente de las mujeres, cuando adoptan las disposiciones de las que hemos hablado antes, y hacen de alguna forma que se sientan subordinadas, haciendo de la mujer una propia identidad social.
En la propia familia, y después en la escuela, se exponen y enseñan las pautas; el Estado y Gobierno actúan como formadores de la cultura; y por supuesto, los mass media utilizan campañas publicitarias en las que se muestra a la mujer como objeto de deseo, y que influyen en la creación inconsciente de la represión de diferentes sectores sociales.
Ironías de la vida, el remedio es la enfermedad, y la solución está en las manos de todos.

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