lunes, 3 de mayo de 2010

TVE: lo de siempre, igual de bueno

Muchos dudan de por qué existen las televisiones públicas, y yo digo, ¿y por qué no deberían existir?
Pues gran parte de la programación de las televisiones privadas es denominada, como yo y otros muchos opinan, telebasura. Reality shows y programas del corazón, que fingen ser informativos, cuando sólo son sensacionalistas y mentirosos, cual escena de teatro.
TVE ha abandonado la publicidad, como ya dije hace unas semanas en otra entrada del blog. Digo esto porque es uno de sus puntos fuertes: El hecho de no tener cortes publicitarios. Además, la programación de TVE es más variada, e incorpora todo tipo de programación, que va desde informativa, hasta de debate y actualidad.
No digo que TVE sea la mejor televisión, pero comparando con las privadas, al menos promueve el cine español, es decir, el propio, de nuestro país. Ya sabemos que las televisiones públicas se sustentan a través del dinero del Estado, es decir, nuestro dinero, pero tienen la finalidad de hacer una programación de calidad e interés público.
Las televisiones privadas se dedican a hacer comercio y espectáculo, y hacen del entretenimiento su formato natural. La televisión es un elemento capaz de cambiar culturas, de enseñar al mundo lo que en ellas se programa, y las privadas nos presentan un mundo demasiado espectacular. Algo irreal que se nos cuela entre la cultura, y afecta a la manera de pensar de cada uno de nosotros. Entretener es lo que quieren. ¿Qué por qué deben existir, o por qué existen las públicas? Pues porque son las únicas que dan un ápice de luz, con una programación que educa, que hace reflexionar, que informa.
Las televisiones privadas dieron la posibilidad de ver otras cosas, a aparte de la programación ‘de siempre’ de la TV pública. Pero lo cierto es que todas ellas tienen unos mismos cimientos: programas basura matinales, más de lo mismo a medio día, y también a la hora de merendar y de cenar. La diferencia: diferentes marionetas, y diferente título del programa. Personalmente, me quedo con lo ‘de siempre’. No confundamos variedad, con más programas cortados por un único patrón.
La televisión debe enriquecer culturalmente al espectador, pero sin adoctrinamiento. Películas sin cortes publicitarios, una manera fácil de ver qué cadenas son públicas y cuáles son las privadas. El espectador sí está interesado por los programas informativos de lo más variado, que le instruyan y le ofrezcan una amplia visión del mundo. La TV pública ha sido capaz de enfrentarse positivamente a la competencia, con su mayor experiencia y medios, tanto de forma nacional como internacional en sus informativos.
La televisión pública si algún día deja de existir, será a causa de las muchas complicaciones a las que ha estado sometida, desde que aparecieron en nuestra cultura las cadenas privadas al servicio de los anunciantes.

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